Final Champions 1998: La heroicidad de Mijatovic

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1998 pudo ser un año para el olvido del Real Madrid. El club dirigido por Jupp Heynckes había completado un año en la Liga para olvidar. Terminar cuarto -a 11 puntos del FC Barcelona- obligaba a ganar la Champions League para jugar esa misma competición el curso siguiente. Habían pasado 32 años desde la última vez que el Real Madrid ganara la competición -y 19 desde que llegó a una final-, al Partizán con los Yé-yé, y el Amsterdam Arena iba a ser testigo del duelo ante la Juventus de Turín.

Unos meses atrás, el Real Madrid había fichado a Predrag Mijatovic del Valencia. El club blanco invirtió 1.200 millones de pesetas y trajo al montenegrino para acompañar a Raúl, Morientes, Suker y compañía en el ataque madridista.

Sin embargo, esa primera temporada de Mijatovic no fue la que de él se esperaba. 10 goles fueron su registro en la Liga. En la Champions su concurso fue para olvidar. Se presentó en la final sin haber metido ni un solo gol. Ni en fase de grupos, ni en cuartos ante el Bayer ni en semifinales ante el Borussia Dortmund.

Fue sobre todo la actuación de Christian Karembeu, autor de tres goles de los seis que marcó el Madrid en las eliminatorias ante los alemanes quien plantó a los de Heynckes en Ámsterdam. Por todos es recordado el encuentro ante el Borussia Dortmund y el derribo de la portería del fondo sur por parte de los radicales madridistas que se ubicaban detrás de aquella portería.

La famosa lesión de Mijatovic

Así, el Real Madrid viajó a Ámsterdam buscando devolver la Copa de Europa al club con más entorchados. En el vuelo hacia la capital neerlandesa, Fernando Sanz “vaticinó” lo que más tarde ocurrió. “Le dije -a Mijatovic- que estuviera tranquilo, que su primer gol en la competición lo iba a marcar en aquella final y que él sería quien nos iba a dar la ‘Séptima’”.

Pero Mijatovic estuvo a punto de quedarse sin jugar aquel partido. En la primera sesión de entrenamientos ya en Ámsterdam, el montenegrino se lesionó. “Noté un pinchazo en el gemelo haciendo un ejercicio de saltos. No pensé que sería grave”.

Pedro Chueca, fisioterapeuta del club blanco comprobó que, al contrario de lo que pensaba Mijatovic, sí era grave. El delantero tenía “una roturita fascial entre el gemelo y el sóleo. Para esto, hacen falta entre 8 y 10 días de recuperación, pedro Pedja quería jugar sí o sí. Me dijo que desde que jugaba al fútbol de pequeño en las calles de Belgrado su sueño era disputar un partido como este”.

El propio delantero contó en Informe Robinson que le bromeó a Chueca diciéndole que “si se lo cuentas al míster, te mato. Nadie puede saberlo”.

Querer jugar la final obligaba a Mijatovic a mantener el nivel y no faltar a los entrenamientos. En el último entrenamiento antes del partido, el montenegrino salió al campo con las medias subidas hasta la rodilla. Lo que pretendía era que en ningún momento se viera el vendaje que el fisioterapeuta le había puesto. Él era el único que llevaba las medias subidas. “Fue un detalle que pasó por alto todo el mundo. Ni la prensa, ni el entrenador, se dieron cuenta de ello. Sólo Pedja tenía las medias diferentes al resto”.

Mijatovic completó el entrenamiento, pero estuvo a punto de saltar todo por los aires. Al concluir el mismo, Heynckes se dirigió a él:

-“¿Por qué no te quedas a tirar penaltis”?, preguntó el alemán.

-“Porque ganaremos seguro y no hará falta tirar penaltis”.

De esta forma, el delantero se marchó a descansar lo antes posibles a la habitación, sabedor que de no jugar la final sería por una decisión puramente técnica y no por su rotura.

Lo que pasó el 20 de mayo en el césped del Amsterdam Arena lo sabe todo el mundo. En el minuto 66 de partido, cogió un rechace tras un tiro de Roberto Carlos y pudo superar a Angelo Peruzzi. Mijatovic marcó uno de los más recordados “goles del cojo” en la historia del fútbol. El Real Madrid recuperó el trono europeo 32 años después gracias a la confianza de un fisioterapeuta en un jugador y las ganas de éste por ser historia del Real Madrid.

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